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El refugio de montaña de Silverton. Nikon D200, 35mm, f7.5, 25m |
Hola muy buenas, después de mil tribulaciones ya vuelvo a tener ordenador y parece que funciona y todo. Para solucionar este "imprevisto" he puesto mas de 600km de coche y no se cuantas horas de investigación y de sopesar opciones. Pero como "no hay mal que por bien no venga" he aprovechado mi sabático por tierras del sur de Colorado al máximo. Dos semanas atrás, aprovechando un viaje de amigos en las montañas de San Juan cerca de Silverton, me acerqué hasta Durango, ex-epicentro mundial del MTB, para dejar el ordenador en manos de un técnico "certificado" de Apple y 4 días atrás volví para allí a buscarlo de nuevo. Durango sigue siendo un pueblo encantador. Es mucho mas grande que Crested Butte y siempre me engatuso paseando por sus calles, curioseando en sus tiendas y probando uno y otro restaurante o buen lugar dónde tomar una cerveza. Si bien las nieves invernales justo habían empezado a desaparecer y todavía era demasiado temprano para salir en mtb, si que pude salir a correr por un bonito sendero que sale del pueblo y sigue un escénico lomo entre pinos y matorrales aromáticos. Era la primera vez que mis pies tocaban tierra desde el mes de noviembre y entre eso y el agradable calorcillo del sol, una euforia irreprimible se apoderó de mí. Allí corriendo con mis piernas blancas como la nieve, recordé que muchos años atrás había hecho este mismo sendero en bici, sacando el higado por la boca mientras intentaba seguirle la rueda a Ned Overend. Él, John Tomac, Juli Furtado, Jimmy Deaton, Greg Herbold, Missy Giove, Ranjeet Grewal, Bob Roll y muchos otros mitos del mtb vivian aquí y Durango era el "no va mas" en aquellos locos días del apogeo del mtb. ¡Ah, qué días aquellos!
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Ruinas de Mesa Verde. ¡Ni un turista! |
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Para no volver a Crested Butte por el mismo trayecto, opté por dar una vuelta turística que me llevaría por el Parque Nacional de Mesa Verde y mas tarde por el pueblo y estación de esquí de Telluride. Hacía mucho tiempo que no había estado en Mesa Verde y me apetecía impregnarme de la serenidad y misterio de sus fantasmagóricas ruinas indias... sobretodo porqué en esta época del año apenas si hay turistas y eso hay que aprovecharlo. La sinuosa carretera que lleva hasta Mesa Verde es magnífica y sigue un lomo con vistas infinitas hacía los espacios semideserticos que hay entre Colorado y Nuevo Mexico. Unos cuantos años atrás un gran incendio dejó gran parte de la zona carbonizada y los desnudos esqueletos de pinos y enebros acentúan esa extraña sensación de misterio y austera soledad. Una vez allí, me paseé por los diferentes núcleos de ruinas, admirando la primitiva simplicidad de esos pueblos indios y lo estratégico de su ubicación, colgando de barrancos, adheriendose a sus paredes como si hubieran sido paridas por sus mismas rocas.
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Telluride anteayer, un pueblo de ensueño. |
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Cerrado |
Cuando primero visité Telluride 22 años atrás, éste pintoresco pueblo me hizo "repensar" mi decisión de haberme instalado en Crested Butte. Espectacularmente ubicado en el fondo de un cañón, el pueblo es un bastión de la cultura "western" de las Rocosas. El lugar me impresionó tanto que llegué a pasar un verano trabajando en la construcción de senderos por sus afueras. Al final decidí por quedarme en Crested Butte, la principal razón: claustrofobia. La verticalidad de su paisaje y las cortas horas de sol me hicieron añorar los espacios abiertos y luminosos de Crested Butte.
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Red Lady powder. Y otra vez jugando en la nieve. |
Y de vuelta en las nieves de Crested Butte. Siempre es un poco decepcionante comprobar que la primavera ha llegado a la mayoría del mundo y que aquí seguimos estando sepultados en metros de nieve y que la primera brizna de hierba no sacará la cabeza hasta dentro un mes y las primeras flores quizás dentro de mes y medio. Pero podría ser peor, mucho peor... tendremos que seguir esquiando!
Hasta pronto!
Xavi