Aprovechando las condiciones "ultra-primaverales" que desde hace semanas han puesto ancla por estos lares, estos últimos días salí en solitario a hacer una travesía que llevaba tiempo maquinando. Siempre me ha gustado explorar zonas para mí desconocidas en los mapas de la zona y esta vez me incliné por cruzar en tres días el West Elk Wilderness, un vasto territorio que se extiende entre el embalse de Blue Mesa, al suroeste de Crested Butte, y las montañas cercanas al mismo pueblo. Se trata de una zona poco frecuentada, en parte porqué carece de "cuatromiles" y porqué su topografía es altamente compleja e inaccesible. La abundante caza mayor es uno de sus atractivos principales, pero la temporada está restringida a los meses otoñales.
Ha sido una travesía a lo "bruto". Cubrí mucho terreno (aprox 100km) sin sendero alguno y con los esquís (y material de acampada) a la espalda. El primer día anduve unas 6 horas por las desnudas ondulaciones pre-montanas antes de encontrar suficiente nieve (aunque muy podrida) para calzarme los esquís. Fue en esa zona que me topé con la mayor manada de "elk" (colosal cérvido) que jamás haya visto en mi vida. Despúes de escanear la foto que acompaña el reportaje alcanzé a contar 282 cabezas. Una barbaridad. Ahora en ésta época del año estás magníficas bestias se hallan en constante movimiento, adentrandose hacía las montañas a medida que se funde la nieve. En ese primer día también encontré huellas frescas de oso en la nieve, algo que siempre me pone los pelos de punta aunque ya se que normalmente te dejan tranquilo.
Después de pasar una noche acampado de mala manera al filo del cañón del West Elk Creek, al día siguiente me adentré en terreno mas montan o y con condiciones de nieve mas francas. La ruta me llevó merodeando entre cimas redondeadas y enormes circos, saltando varios collados para rodear las cabeceras de profundos valles. Después de muchas horas alcancé la cumbre de Storm Pass, un collado emblemático en la zona (a 3800m) por las vistas que desde allí se alcanzan a ver de los Castles, unas bellísimas torres volcánicas erosionadas en atrevidas formas. Desde allí descendí hacia la garganta de Castle Creek, dónde pude meter unos virajes decentes antes de tener que salirme del cañón en busca del camino que evita su tramo mas profundo. De nuevo la nieve podrida no permitió avanzar mucho y tuve que buscar un rincón en el que pasar la noche.
Apenas si heló esa noche, con lo que las condiciones de la nieve no mejoraron mucho y el camino hasta Ohio Creek se me hizo larguísimo, por no mencionar las mil veces que tuve que sacar y poner los esquís para vadear los cada vez mas abundantes tramos sin nieve. Una vez en Ohio Creek ya me conocía el camino a casa: subes 700m de desnivel hasta Ohio Pass y de allí el larguísimo (10km) valle de Kebler Pass hasta casa siguiendo las trazas podridas de motos de nieve.
¿Estoy loco?... pues si que debo de estarlo.
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Inicio de travesia en Blue Mesa, una fina capa de hielo todavía cubre la superficie del embalse |
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Cornamenta de ciervo |
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Enorme manada migratoria de elk |
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En la vastedad de West Elk Creek |
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Aspens solitarios |
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La incongruencia de todo |
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Huella de oso fresca! |
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Primera noche |
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Gran alud de primavera |
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Soledad penetrante |
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Los vistosos "Castles" |
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Descanso en el camino. |
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Preparandome para la segunda noche |
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Otra vista de estas magníficas formaciones |
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Idílica vista del macizo de las West Elk |