Hola a todos. Ya estamos de vuelta después de nuestro viaje a Hayward, en las tierras norteñas del estado de Wisconsin, lugar dónde se celebró la Birkiebiner, una carrera de esquí fondo de proporciones escandinavas. Nuestro grupo, formado por diez amigos y amigas de aquí Crested Butte agarró el avión hasta Minneapolis (en Minnesota) y después de 3 horas de coche se plantó en la pequeña y pintoresca población de Hayward, en el noroeste del estado.
Fiel a mi creencia de que no es el objetivo lo mas importante sino el camino que lleva a éste, gocé a tope de los nuevos paisajes que desfilaban ante mis narices. Estábamos en un mundo de heladas llanuras ondulantes y desnudos bosques caducifolios, pequeñas granjas con silos pintados en colores brillantes, pueblos con tiendas y calles con nombres suecos y noruegos. Berit, que es sueca de nacimiento se puso nostálgica y tuvimos que parar en un pueblecito para que se comprase unas galletas suecas en la pastelería "Lindstrom".
Cuando llegamos a Hayward nos instalamos en una enorme casa alquilada situada en las afueras del pueblo entre árboles y junto a un enorme río helado y luego salimos a buscar nuestros "dorsales" para la carrera y a comprar alimentos para los días siguientes. El pueblo estaba totalmente asediado por masas de gente sana y atlética con gorros de esquí nórdico. También nos dimos cuenta de que hacía frío mucho frío, un frío muy diferente al que estamos acostumbrados en Colorado, que es seco y casi siempre hace sol. Aquí el cielo era gris y el termómetro oscilaba por los 18 bajo cero pero con la humedad ambiental te penetraban hasta los huesos. Casi todos fuimos directos a comprarnos unos gorros de "Elmer" que es lo que se lleva por aquí para evitar congelaciones de orejas.
El día antes de la carrera salimos a estirar las piernas un rato pero casi que pasamos todo el día en el sótano de la casa encerando la multitud de esquís en preparación a la carrera como si fuesemos currantes chinos en una factoría de camisetas. Con las temperaturas que hacía, el encerado consiste de múltiples capas aplicadas pacientemente una a una como quién prepara un sustancioso sandwich para asegurar su durabilidad en los abrasivos cristales de hielo que se forman a estas temperaturas. Aunque a veces se hace algo pesado, es parte del proceso y la satisfacción que conlleva ser esquiador de esquí de fondo, como también lo es para el biker el cuidar la bici y conocer un mínimo de mecánica.
El día de la carrera empezó a las 4:30 de la mañana. Café y copos de avena con frutos secos y bananas. Unos estiramientos. Meter todo el equipo del grupo en la furgoneta y ir hasta el pueblo para agarrar uno de los centenares de autobuses escolares que cargan a los participantes hasta el pueblo de Cable, dónde tiene la salida la carrera. Llegamos a Cable con las primeras luces del día, hace un frío que pela y nos refugiamos en un inmenso "lodge" que hay cerca de la salida con el resto de los millares de participantes. Vaya ambiente. Gente haciendo estiramientos por todas partes, poniendose ropa y el dorsal, bebiendo fluidos, haciendo colas kilométricas en los lavabos que no dan abasto... yo acabé saliendo fuera corriendo desesperado en busca de un pino.
Yo y Rich éramos los únicos compitiendo del grupo compitiendo en la modalidad de clásico. Las chicas todas lo hacían en skating. El total de participantes este año fue de 8700 individuos. De clásico unos 1400 y el resto skating. Para evitar horrosos embotellamientos se da la salida en multiples "olas" (waves) en las que se organiza a los corredores en un orden jerárquico según su clasificación en eventos nacionales y en otras ediciones anteriores de la Birkie. Rich que es un veterano de la Birkie" y por ello tenía preferencia, salió primero, en la segunda "ola" del día a las 8:10 y yo salía en la 4ª ola, 20minutos mas tarde. Dios, afuera hacía un frío pavoroso. Bajo el mono de licra llevaba varias capas y mallas largas, en la cabeza llevaba mi gorro mas cálido con orejeras pero aún asi salir del Lodge me fue un verdadero "shock". Dejé mi bolsa en uno de los camiones que las llevaría de vuelta a la meta y como vaca que va a ser "cauterizada" me metí en el "corral" que me tocaba para la ola 4.
El llano de salida era ancho como un campo de fútbol y yo logré meterme en la fila de delante. Cunado por fin se dio la salida sentí un alivio instantáneo. Tantos meses de preparación, de nervios y ahora estaba aquí compitiendo en la carrera de esquí de fondo mas grande del país. El primer kilometro es a saco y procuro meterme en la delantera. Habrá unos 150 corredores en mi grupo y en mi esfuerzo casi que me olvido de todos ellos... y cuando miro atrás compruebo que estoy solo. Pienso que quizás haya salido demasiado rápido y que debería de aflojar pero me siento bien y decido tirar adelante. La cera es excelente y mis esquís se deslizan a velocidad pasmosa. En la primera bajada alucino con la aceleración... he acertado los flúores, me digo a mi mismo. El trazado es una delicia, terreno ondulante, con subes y bajas constantes, hay tres trazas de clásico, la primera mitad del recorrido es diferente del de skating, por lo que, extrañamente me encuentro solo y en envuelto en la paz helada del bosque. Pero eso se acaba pronto y al cabo de una media hora empiezo a pillar a gente de la "ola 3" (que salió 5minutos antes) y a partir de ahí que me encuentro con grupos de gente que debo de adelantar como puedo pero sin obsesionarme, después de todo he venido a pasarlo bien y no ha ganar. Pero es increíble la velocidad de mis esquís y en los descensos adelanto a ejércitos de corredores como si el trazado fuese una autopista blanca y yo fuese en un "Ferrari" y ellos en cochecillos eléctricos.
54km son muchos kilometros y en ese frío pasan cosas extrañas. El botellín con bebida isotónica que llevo en el cinturón se me congeló a poco de empezar, por lo que acabé parando en todos los avituallamientos que habían. El frío también me dejó las partes privadas insensibles y durante un buen rato eso me preocupó bastante. Tanto que decidí parar a vaciar la vejiga y echar una ojeada con disimulo. Por suerte todo parecía estar bien. Hacía el kilometro 45 empecé a sentir el desgaste del cuerpo, en forma de aturdimiento general, pero era pasable. Me había sentido mucho peor en carreras mas cortas. Nunca sufrí calambres musculares ni nada horroso, y cuando atravesamos el interminable lago helado que marcaba la entrada al pueblo y a la meta, todavía logré acelerar algo. Las calles del pueblo estaban atestadas de gente, el griterío era ensordecedor. Y creo que crucé la meta con una amplia sonrisa y sintiéndome fuerte. Mi tiempo fue 3:30:36, que me parece bien considerando mis paradas y el hecho de haber tenido que hacer mil filigranas y maniobras para adelantar a cientos de corredores.
Lo peor de la carrera fueron los 15 minutos que me costó encontrar mi bolsa. Me sentía hipotérmico y un pánico fundamental empezó a apoderarse de mi. Al fin, unos voluntarios me ayudaron a encontrarla y pronto me reunía con Rich y las amigas en la gran carpa para tomarnos unas cervezas bien merecidas.
Y así fue mi Birkie.
Enhorabuena por la carrera.
ResponderEliminarTus andanzas son una fuente de motivación para muchos de nosotros.
Un saludo!!!
felicitats per el blog i per compartir-ho. quina enveja més sana.
ResponderEliminarSalutacions