Ha pasado ya una semana desde que Karen y yo nos encontrábamos en la cumbre de Mount Whitney , la cima mas alta de los Estados Unidos continentales (4420mt), contemplando atónitos, y un tanto helados, la espectacular salida de sol, que emergió rojo como un tomate desde el árido y montañoso horizonte hacía el este. Fue una experiencia emotiva. La cumbre de Whitney marcaba el fin de trayecto del John Muir Trail (JMT), un fabuloso trek que ahora podemos decir con conocimiento que es uno de los mas bellos que jamás hayamos andado.
Trece días antes habíamos iniciado nuestra larga caminata en el famoso Parque Nacional de Yosemite, 340km mas al norte, andando a través de un territorio siempre salvaje y majestuoso que cada día nos sorprendió con su miríada de lagos azules, con la austeridad granítica de sus valles colgantes, la infinidad de cumbres esculpidas por extintos glaciares y la serena belleza de sus bosques de cóniferas.
Después de los primeros días de travesía, una vez pies, piernas y espalda se adaptaron a las mochilas y a las largas horas de andar, de forma casi unísona, la mente también trascendió el caos de pensamientos de la vida cotidiana, con sus problemas, chismes y comeduras de coco y paulatinamente una relajación pura y diáfana empezó a penetrar nuestro ser. Poco a poco el paisaje constantemente maravilloso, la refrescante simplicidad locomotiva del andar y nuestra dieta frugal pero sana actuaron como un masaje físico y mental que nos puso en un ligero estado eufórico que nos duraría todo el viaje.
Nuestro plan original era completar el recorrido en unas dos semanas. Una meta factible, pero no fácil, que exigiría largas horas en el camino y minimizar el peso de nuestras mochilas tanto usando equipo de acampar superligero y un mínimo de ropa, como cortando calorías tanto como fuese posible. Al final, logramos hacerlo en trece días, que se tradujo en una media kilométrica de 26km al día y un desnivel positivo de 1100m diarios. Con anterioridad a nuestro viaje y para evitar el tener que llevar dos semanas de comida en la mochila, enviamos una caja de avituallamiento a un rancho que hay a medio camino y que a modo de servicio te guardan hasta tu llegada. Al tercer día de la caminata se pasa por otro rancho en el que se pueden comprar cuatro cosas para tirar hasta que llegas al avituallamiento. O sea que el máximo de alimentos que alcanzamos a llevar en nuestras mochilas fue para los siete días finales.
Los osos que habitan las Sierras Nevadas de California son legendarios por su audacia e ingenuidad que muestran a la hora de hacerse con alimentos de origen humano. En los últimos años se ha hecho obligatorio para todos quienes visitan los Parques Nacionales de Yosemite, Kings Canyon y Sequoia, todos ellos atravesados por el JMT, llevar unos cilindros de fibra de carbono "a prueba de oso" en los que almacenar la comida. Nosotros los alquilamos en Yosemite cuando iniciamos el recorrido y una vez en Lone Pine, al final del viaje, los facturamos de nuevo al parque.
A pesar de tan radical medida preventiva, durante la segunda noche en el camino, un oso enorme nos despertó mientras intentaba frustradamente abrir los contenedores, que habíamos situado a unos 50m de la tienda. Salí del saco en calzoncillos y le lancé un pedrusco que le dio de lleno en el costado. La bestia salió por cuatro patas y por suerte no volvió a molestarnos. Éste fue nuestro único incidente en todo el recorrido.
Para lograr nuestra media kilométrica diaria adoptamos ciertas técnicas utilizadas por los expertos en recorridos de larga distancia de este tipo. Nos levantábamos con las primeras luces en temperaturas entre -1 y -5ºC y después de plegar tienda y trastos a toda velocidad nos comíamos una barra energética y nos poníamos a andar sin perder tiempo. Entre, una y dos horas mas tarde, una vez había salido el sol, parábamos para cambiar ropa y comer otro tentempié ligero (muesli, nueces, pasas) y continuábamos nuestra marcha. A media tarde hacíamos parada en algún rincón idílico y comíamos nuestra única comida caliente del día (alimentos liofilizados) y después proseguiamos otra hora o dos horas antes de plantar tienda. De esta manera evitábamos tener que prepara la cena en la penumbra y madrugando acortábamos las largas horas de la noche dentro de la tienda.
Para aligerar el peso a llevar a la espalda al máximo usamos una tienda superligera de 0.54kg hecha por Gossamer Gear, una colchoneta "NeoAir" de Cascade Designs y sacos de dormir muy ligeros de pluma, que las noches mas frías acoplábamos para usar el calor de los dos. Tampoco llevábamos mucha ropa de abrigo, solo lo justo, la pieza mas importante era una ligerísima chaqueta de plumas de Patagonia, con la filosofía de que si estabas íncomodo un 20% del tiempo todavía valía la pena por el ahorro de peso a llevar encima. La verdad es que tuvimos mucha suerte con el tiempo y cada día hizo un sol de maravilla que nos hacía olvidar el frío nocturno.
Para ver mas fotos podéis visitar esta galería. Todas las fotos están hechas con una pequeña cámara de bolsillo.
Xavi Fané
Ah, estoy suscrito a tu blog y me avisa de que ya has vuelto. Ahora no tengo tiempo de leerte, pero a ver si esta tarde saco un hueco para leerlo y ver las fotos con calma!
ResponderEliminarSaludos!
Que grande!!!!
ResponderEliminar¡¡¡Babeando estoy.....oiga!!!
ResponderEliminarChapeau! dirían los galos. Te felicito Xavi y a Karen desde luego. Un lindo y gran desafío, bien planeado y con montones de recuerdos que ya no olvidarás de seguro. Ésto demuestra que otros post en los que hablas de tus 50´s es pura fecha, la juventud se lleva en el espíritu y no en el Documento ó carnet
ResponderEliminarPreciosas fotos Xavi. Muy curiosa la de las ranas "camufladas". Bonito relato.
ResponderEliminarLo cierto es que las fotos me han devuelto la tranquilidad perdida mientras cambiaba de canal en la tele y he parado en un programa de "Mujeres ricas", o como ser infeliz con mucho...
Gracias por compartir las fotos.
PRM
Sé feliz.
Xavi acabo de ver la galería de fotos de tu trekking por JMT, son alucinantes, muy lindos paisajes y muy bien tomadas. (me llamó la atención la 19, ésos bloques de piedras tan uniformes)
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