Danzando en un espejismo invernal mi amigo Kenny levita entre dos mundos sobre una fina placa de hielo recién formada. Cinco centímetros por debajo del acero de sus cuchillas, yacen las gélidas profundidades del pantano de Blue Mesa.
Cada año por esta época los aficionados al "patinaje de hielo salvaje" afilamos el acero de nuestras cuchillas para lo que normalmente es un evento magnífico y efímero. Solo basta el que una borrasca descargue unos centímetros de nieve sobre la capa de hielo virgen para que termine la fiesta. Hay años en los que apenas si hay unos días de hielo como éste, otros años secos y fríos, la temporada de patinaje puede alargarse durante semanas.
Pocas experiencias pueden compararse a la de deslizarse sobre hielo virgen en parajes salvajes. Algunos de los lagos de la zona alcanzan a tener kilómetros y kilómetros de longitud, convirtiendose en infinitas pistas de patinaje sobre hielo.
El hielo, ese medio único y mágico, producto de las noches largas y frías de esta época del año ya está aquí. ¿Quién sabe por cuánto tiempo?
Xavi Fané
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