29 octubre 2010

Así se esquia


Esta mañana mi amigo e insomne empedernido Keith Bauer,  me ha pasado a buscar en la mas absoluta oscuridad y hemos ido a hacer una excursión de esquí de montaña a las Anthracites, un macizo de la zona que es un imán de tormentas y dónde siempre se acumula mas nieve que en ningún otro lado. La zona alta la hemos bajado bastante bien,  la nieve estaba un poco apelmazada del sol que hizo el día anterior pero todavía podría calificarse como powder.  El grosor total estaba por los 60cm y no hemos notado ningún síntoma de inestabilidad. En el espeso bosque inferior la cosa era diferente y ha sido un ¡Salvate tú! auténtico. Lo mejor de todo ha sido la salida del sol en la cima. Ha valido realmente la pena.

Xavi Fané
















27 octubre 2010

Primeras nieves en Crested Butte

Ha muerto el otoño

Es normalmente alrededor de Halloween que empezamos a dirigir la mirada al cielo en busca de señales, de
indicios que impliquen la llegada, si todavía no lo ha hecho, de las primeras nieves capaces de penetrar a través de las múltiples capas atmosféricas, que a modo de escudo hasta ahora nos habían protegido, para posarse en el paisaje otoñal. En nuestro reducto de las montañas éste es siempre un evento trascendente que marca  un cambio radical en nuestras actividades tanto deportivas como cotidianas y que también afecta profundamente nuestra psique. Por mas que te guste el esquí y la nieve, seis o siete meses de invierno son mucho invierno.

Pero la nieve ya está aquí y no podemos hacerle nada sino adaptarnos a la nueva temporada con rapidez y la mejor actitud que podamos. En los últimos días hemos estado engullidos por una dinámica borrasca que mas tarde a hecho estropicios por el resto del país, incluso rompiendo records de baja presión en muchas localidades del centro del país. Hablamos de presiones comparables a las de un huracán de segunda categoría, que no es moco de pavo. Aquí en el pueblo nos ha dejado unos 25cm de nieve, pero arriba en las cumbres, una de las estaciones automáticas que tenemos marca casi un metro de nieve.
Un silencio helado cae sobre el bosque

Si bien no es del todo infrecuente estar esquiando por estas fechas, lo benigno que el tiempo había sido todo este otoño y hasta hace solo tres días (iba yo en en bici), ha magnificado la brusquedad de este cambio hacía la temporada invernal. De repente todos estamos buscando desesperadamente nuestros anoraks de plumas, nuestros gorros con orejeras, las pieles y ceras de los esquís, las ruedas de contacto para el coche, etc, etc,
Pronto ni se verán las sillas

No hay nada mejor que una buena inmersión inmediata en este nuevo mundo y esta mañana ya he salido con un grupo de amigos a hacer una esquiada de montaña. Hemos salido a las cinco de la madrugada (asi todo el mundo puede estar en el trabajo antes de las 9am) a foquear hacía el Red Lady, una cima que domina el pueblo. En la parte inferior había poca nieve pero la suficiente para ir con esquís y a poco mas de medio camino las condiciones eran realmente buenas. Nuestra intención era subir hasta la cumbre y bajar su mágnífica cara sur, pero un vendaval de miedo (estábamos a -8ºC sin tener en cuenta el viento) y la pésima visibilidad, nos han hecho abortar el intento. Aún así, la salida ha servido para calentar motores, recalibrar el equipo y recordar una vez mas, la euforia etérea e infantil de deslizarse sobre la nieve.
Esta foto es para comparar con la del arco iris de la anterior entrada


Xavi Fané

21 octubre 2010

Fragmentos otoñales

No soy muy de duendecillos y unicornios, y tampoco de arco iris, pero esta vez no pude evitar sacar esta foto ¡No tuve ni que salir de casa! ¡ Incluso salí a comprobar si había tesoro al final del arco irís pero se me adelantó el vecino!

Un poco de bucolismo plan oeste tampoco va mal en estos días pre-apocalípticos . A los caballos los pillé cuando iba en bici ayer hacía unos de mis recorridos favoritos de la zona.
















Quedan pocas hojas en los árboles, pero las que quedan poseen una cualidad eléctrica que destaca en el paisaje cada vez mas gris. Unas brumas matinales danzan alrededor de estos "aspens". 


Xavi Fané

18 octubre 2010

Allá arriba

40s, F2.8, ISO3200. Nikon D3, zoom 70-200mm a 70mm
Uno de los aspectos mas importantes de mi fotografía es sin duda la ubicación.  Soy consciente de que buena parte del atractivo de mis imágenes y de mi identidad como fotógrafo reside en la elección de mis puntos de vista.  Somos muchos los fotógrafos que viven en este valle y el mercado aquí es relativamente competitivo, lo cuál quiere decir que te has de espabilar a la hora de crear imágenes diferentes y únicas si quieres destacar de alguna forma con tu trabajo. La nuestra es una economía de turismo y la fotografía de paisaje es realmente lo único que se vende, tanto como elemento de marketing para los negocios del pueblo como obra de arte para el turista. Con este condicionante, el abanico fotográfico que tenemos a nuestra disposición queda seriamente limitado. Todo el mundo quiere ver las mismas montañas, lagos y vistas del pueblo que son tan reconocibles y nos hacen famosos y existe una cantidad pasmosa de imágenes sacadas siempre desde semejantes ángulos y puntos de vista. La única manera de hacer fotos diferentes es trabajarse a pulso la ubicación de estas. Por suerte tengo buenas piernas y no me importa andar largas horas para alcanzar rincones insólitos, ni acampar en lugares incomodos o pasarme horas clavado en algún lugar de la montaña a veinte bajo cero en pleno invierno. De hecho eso es lo que me encanta hacer en primer lugar y por ello no lo considero un esfuerzo sobrehumano.   Claro está que la ubicación no lo es todo, luego hay el arte de la composición y el uso de las muchas técnicas fotográficas que hay a tu disposición, pero si una cosa ha hecho mi fotografía reconocible en estos valles es la elección de mis coordenadas.

La foto que encabeza la entrada la saqué hace dos noches. No fue una foto fácil de conseguir. La montaña que decidí sería una buena atalaya no era ni la mas alta ni la mas escarpada del valle pero no había camino que la subiese y pronto me dí cuenta de que era una pila de roca inestable a parir. Pero todo ello valió la pena y una vez arriba las vistas valle arriba se abrieron ante mis ojos tal y como había imaginado. Dormí bajo las estrellas en lo que fue una noche de frío soportable (-4Cº)  y logré sacar unas fotos que fueron de mi gusto.

Xavi Fané

12 octubre 2010

Las 24 Horas de Moab


























Ya he llegado de cubrir una vez mas las 24 Horas de Moab, la prueba reina de ésta creciente modalidad competitiva. Como siempre, ha vuelto a ser un evento inolvidable en el que se han mezclado, de forma esperpèntica, el deporte y la fiesta. Corredores en atuendos travestis compiten mano a mano con los atletas mas pulidos, las cervezas y el café fluyen sin fin y el ambiente festivo dura toda la noche. Es sin duda una carrera grande y única. Este año el tiempo nos ha concedido unas condiciones perfectas. Durante los días precedentes a la prueba llovió con abundancia, apelmazando así la superficie arenosa del desierto y controlando el polvo. No podía haber sido mejor. Aquí podeis ver las fotos de esta edición.

Ahora soy yo el que tiene que salir a por un poco de aire fresco.

Hasta bien pronto,


Xavi Fané

06 octubre 2010

Notas otoñales

Cómo quién se atraca de manjares exquisitos en una "buffet" libre,  ¿puedo pillar una indigestión de mirar tanto paisaje otoñal? Mis ojos van locos intentando digerir los últimos colores que se aferran a las montañas. Dicen que ha sido un otoño fenomenal, poco viento, mucho sol, excelentes tonos... pero yo me he perdido buena parte de la temporada mientras estaba andando en las alturas californianas del John Muir Trail y ahora estoy intentando pillar lo que queda.


Ayer salí con la bici en el Deer Creek, una clásica de por aquí que no había hecho desde la primavera. Silencio profundo. Colores profundos. Un aire fresco, orgánico y aromático. Las últimas vacas ya han sido evacuadas hacía los valles en preparación a las posibles nevadas, los turistas han partido a mejores climas y la temporada de caza mayor todavía no ha empezado. Las montañas han vuelto a su intimidad. Deer Creek en estas condiciones es un paraíso de bosques de abedules vestidos de amarillo y montañas de ocre atravesado por un sendero juguetón que te pone la piel de gallina de tanto gusto. Algunos tramos del camino estaban totalmente cubiertos de hojas recién caídas que brillaban como con fluorescencia propia. Psicodelia pura.

La primera sopa (de coliflor con bacon) de la temporada se está cocinando mientras escribo estas líneas. Esta noche viene a cenar aquí a casa con Karen y conmigo dos parejas de amigos con la excusa de hacer un pase de diapositivas de nuestra sublime experiencia en el John Muir Trail. Afuera está lloviendo. Las brumas van y vienen. Quizás esta noche nieve algo por arriba. Esta época siempre es conducente a disfrutar de la calidez del hogar, a la intimidad con los amigos, a las charlas en el café del pueblo, a las salidas al cine... me encanta.


Xavi Fané

01 octubre 2010

John Muir Trail

Ha pasado ya una semana desde que Karen y yo nos encontrábamos en la cumbre de Mount Whitney , la cima mas alta de los Estados Unidos continentales (4420mt), contemplando atónitos, y un tanto helados, la espectacular salida de sol, que emergió rojo como un tomate desde el árido y montañoso horizonte hacía el este. Fue una experiencia emotiva. La cumbre de Whitney marcaba el fin de trayecto del John Muir Trail (JMT), un fabuloso trek que ahora podemos decir con conocimiento que es uno de los mas bellos que jamás hayamos andado.

Trece días antes habíamos iniciado nuestra larga caminata en el famoso Parque Nacional de Yosemite, 340km mas al norte, andando a través de un territorio siempre salvaje y majestuoso que cada día nos sorprendió con su miríada de lagos azules, con la austeridad granítica de sus valles colgantes, la infinidad de cumbres esculpidas por extintos glaciares y la serena belleza de sus bosques de cóniferas.

Después de los primeros días de travesía, una vez pies, piernas y espalda se adaptaron a las mochilas y a las largas horas de andar, de forma casi unísona, la mente también trascendió el caos de pensamientos de la vida cotidiana, con sus problemas, chismes y comeduras de coco y paulatinamente una relajación pura y diáfana empezó a penetrar nuestro ser.  Poco a poco el paisaje constantemente maravilloso, la refrescante simplicidad locomotiva del andar y nuestra dieta frugal pero sana actuaron como un masaje físico y mental que nos puso en un ligero estado eufórico que nos duraría todo el viaje.

Nuestro plan original era completar el recorrido en unas dos semanas. Una meta factible, pero no fácil, que exigiría largas horas en el camino y minimizar el peso de nuestras mochilas tanto usando equipo de acampar superligero y un mínimo de ropa, como cortando calorías tanto como fuese posible. Al final, logramos hacerlo en trece días,  que se tradujo en una media kilométrica de 26km al día y un desnivel positivo de 1100m diarios. Con anterioridad a nuestro viaje y para  evitar el tener que llevar dos semanas de comida en la mochila, enviamos una caja de avituallamiento a un rancho que hay a medio camino y que a modo de servicio te guardan hasta tu llegada. Al tercer día de la caminata se pasa por otro rancho en el que se pueden comprar cuatro cosas para tirar hasta que llegas al avituallamiento. O sea que el máximo de alimentos que alcanzamos a llevar en nuestras mochilas fue para los siete días finales.

Los osos que habitan las Sierras Nevadas de California son legendarios por su audacia e ingenuidad que muestran a la hora de hacerse con alimentos de origen humano. En los últimos años se ha hecho obligatorio para todos quienes visitan los Parques Nacionales de Yosemite, Kings Canyon y Sequoia, todos ellos atravesados por el JMT, llevar unos cilindros de fibra de carbono "a prueba de oso" en los que almacenar la comida. Nosotros los alquilamos en Yosemite cuando iniciamos el recorrido y una vez en Lone Pine, al final del viaje, los facturamos de nuevo al parque.

A pesar de tan radical medida preventiva, durante la segunda noche en el camino, un oso enorme nos despertó mientras intentaba frustradamente abrir los contenedores, que habíamos situado a unos 50m de la tienda. Salí del saco en calzoncillos y le lancé un pedrusco que le dio de lleno en el costado. La bestia salió por cuatro patas y por suerte no volvió a molestarnos. Éste fue nuestro único incidente en todo el recorrido.

Para lograr nuestra media kilométrica diaria adoptamos ciertas técnicas utilizadas por los expertos en recorridos de larga distancia de este tipo. Nos levantábamos con las primeras luces en temperaturas entre -1 y -5ºC y después de plegar tienda y trastos a toda velocidad nos comíamos una barra energética y nos poníamos a andar sin perder tiempo. Entre, una y dos horas mas tarde, una vez había salido el sol, parábamos para cambiar ropa y comer otro tentempié ligero (muesli, nueces, pasas)  y continuábamos nuestra marcha. A media tarde hacíamos parada en algún rincón idílico y comíamos nuestra única comida caliente del día (alimentos liofilizados) y después proseguiamos otra hora o dos horas antes de plantar tienda. De esta manera evitábamos tener que prepara la cena en la penumbra y madrugando acortábamos las largas horas de la noche dentro de la tienda.

Para aligerar el peso a llevar a la espalda al máximo usamos una tienda superligera de 0.54kg hecha por Gossamer Gear, una colchoneta "NeoAir" de Cascade Designs y sacos de dormir muy ligeros de pluma, que las noches mas frías acoplábamos para usar el calor de los dos. Tampoco llevábamos mucha ropa de abrigo, solo lo justo, la pieza mas importante era una ligerísima chaqueta de plumas de Patagonia, con la filosofía de que si estabas íncomodo un 20% del tiempo todavía valía la pena por el ahorro de peso a llevar encima. La verdad es que tuvimos mucha suerte con el tiempo y cada día hizo un sol de maravilla que nos hacía olvidar el frío nocturno.

Para ver mas fotos podéis visitar esta galería. Todas las fotos están hechas con una pequeña cámara de bolsillo.

Xavi Fané